Teresa Izquierdo, La madre de la cocina peruana

De la sazón de Teresa Izquierdo se ha hablado mucho. Y no es para menos, su comida es uno de los pilares sobre los cuales se sostiene el auge de la gastronomía peruana. Sin embargo poco se ha dicho sobre la cocinera más allá de la cocina.  Sobre la mujer detrás del mandil.

Pero ¿cómo entender el arte sin entender al artista? ¿Cómo alabar las manos prodigiosas de esta señora morena sin echarle un vistazo a las reflexiones que desprende su cabeza que ya peina canas?

Cuando habla, Teresa Izquierdo muestra la misma paciencia que tiene cuando prepara alguno de sus platos memorables. Paciencia y picardía: escoge las palabras con cuidado, las frases salen de su boca con un ritmo y gracia naturales para volverse muestrarios de una filosofía de vida de 76 años y miles de estómagos y paladares contentos gracias a su sazón.

Cuenta que acompañaba a su madre cuando ésta iba a cocinarle “a las familias ricas” y que -un poco por no aburrirse un poco por colaborar- fue ahí donde empezó su romance con las ollas y los elementos que todo cocinero criollo que se precie tiene siempre a la mano: ajo, cebolla, pimiento, comino y ají. La prueba de fuego llegó cuando, a los ocho años y en reemplazo de su propia madre, tuvo que preparar lentejas con arroz, asado con ensalada, sopa servida, y un pie de limón. Recuerda los platos con exactitud porque para ella la comida es más que una forma de ganarse la vida. Es una manera de contar historias.

Y de historias, tiene muchas. No podría ser de otra forma en, probablemente, la única mujer que puede jactarse de haber cocinado para siete presidentes distintos.

Sin embargo, a pesar de todos los reconocimientos, a pesar de que la pared de El rincón que no conoces está llena de fotografías que evidencian la fama de Teresa, lo cierto que la humildad –que suele predicarse más de lo que se practica- sigue siendo la principal característica de la señora cañetana. Una muestra: a pesar de haber pasado por Palacio de Gobierno y recibir innumerables condecoraciones tanto estatales como privadas, Teresa lloró de emoción tras grabar un comercial para el BBVA.

Por cierto, cuando fue jurado de la primera edición del Concurso Perú Gourmet a punto estuvo de huir debido a la presión que le significaba elegir a un solo ganador. Para ella todos merecían ganar o en todo caso ninguno merecía perder.  Sobre la edición de este año lo primero que comenta la madre de la cocina peruana es “Asu, qué tal premio” (50 mil soles al primer lugar) aunque no tarda en reflexionar “ahora ser cocinero es una profesión, imagínate antes… los hombres no podía ni acercarse a la cocina”

¿Y qué le aconseja Teresa Izquierdo a quienes aspiran a llevar una creación propia a la gloria en la segunda edición de Perú Gourmet? “Que se atrevan a hacerlo... y que prueben primero su comida porque antes de que le guste al resto tiene que gustarle a ellos mismos”

Consejos de abuela, reflexiones sencillas y una vida dedicada a la alegría de las personas a través de un seco con frijoles, de una carapulcra o un par de anticuchos. “Lo único que no me gusta es que dejen la comida” afirma y con ello pinta de cuerpo entero 76 años dedicados a uno de los placeres más sublimes: el de la comida.